Ella empieza hablando y ella termina de hablar, empezando otra vez. Dice que le gustan los hombres. Que le gustan algunas mu­jeres. Que en realidad no le gustan las personas. Ángeles Yazlle García construye una voz femenina histérica y compulsiva que sin embargo es fría, ajena a los lugares comunes de la femineidad solitaria. Una voz reincidente, circular, falsa, cuidadosamente su­perficial. Lastima relata sus rutinas de trabajo asalariado, seduc­ción y goce. En un entorno indeterminado, una voz que parece no anclar en nada cuenta algo pequeño (carnal, cotidiano, concreto) con la fuerza que da callar lo importante, para dejarlo ver. Lastima es la historia cualquiera de una mujer de periferia que sobrevive en algún primer mundo como inmigrante sola y marginal, en una sociedad donde el sexo es el modo de ejercer poder de las que no tienen poder. Y de llenar vacío. Y de herir hiriéndose.