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NADA CONTRA QUÉ CHOCAR de Jorge Abel Muñoz

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Un amante del peligro y la cocaína devenido meditador comefrutasorgánicas recibe a un viejo amigo en medio del campo. Un nene al que sus padres separados llaman “Manocaca” porque hace mierda todo lo que toca . Un paseador de perros tironeado por la jauría de su mente. Un hijo recién mudado, una madre, un perro moribundo y una cuenta regresiva para los tres. El deseo de paternidad de un oficinista. Un vendedor ambulante y un comprador despechado. Dos amigos en un recital de rock a punto de darle su merecido al sistema. Un pibe que en sueños recibe a su tío muerto de sida. Otro que sale de ácido de una fiesta y debe pedalear hasta su casa en una madrugada tormentosa. Un empleado con iniciativa para resolver situaciones imprevistas. Un calesitero resentido. Un chico enamorado al que mandan a la escuela con zapatos en una era de zapatillas. El universo de personajes que nos presenta Jorge Abel Muñoz en su primer libro de cuentos traza el perímetro de las batallas cotidianas e imperceptibles de la clase media contemporánea: los acomodados, los lúmpenes, los trepadores, los desahuciados. Sin pedir permiso, a los codazos, o cómo sea, se hacen su espacio para tomar carrera y en ese movimiento hacia adelante, donde el humor y el detalle de cada palabra tienen un rol protagónico, el lector se transforma en cómplice esperanzado aunque ambos, personaje y lector, se nieguen a reconocer que ni el mejor atleta en salto en largo logrará pasar del otro lado de la valla.

Débora Mundani