3 CUOTAS SIN INTERÉS TODOS LOS DÍAS, TODOS LOS BANCOS

En estos extraños poemas del estrago canta una voz difícil. Nana del maldolor y la tristeza - que, se diría, a su modo buscan conjurar - , los versos de Carla Chinski engarzan el equívoco de un cuerpo hecho jardín para la muerte, un cuerpo físico hasta la aflicción, abierto por demás a las fuerzas que transforman y destruyen. Hablan estos poemas, entonces, un idioma salvaje y herido - su herida es de amor -, que deja, sin embargo, también lugar para el silencio, esa otra forma suntuosa del duelo. 

Brillante como una pequeña espada forjada en filigrana por “el hilo de la palabra / que hace de este mundo / más de lo que es”, este libro, en su gesto severo y a la vez vulnerable, trae su luz rara para recordarnos, como en sueños, que “todo bosque que arde, toda vida / que se quema / encuentra su límite en el caudal del río”.

Sonia Scarabelli​

Este libro se hunde - no teme hundirse - en las fragilidades y fortalezas, las miserias que constituyen nuestro estar en el mundo como seres materiales: ese modo en que el cuerpo, el mismo cuerpo que otras veces estalló de vitalidad y de deseo, bordea su propia desaparición. 

Claudia Masin

CANCIONES DE CUNA PARA MI MADRE de Carla Chinski

$16.000,00
CANCIONES DE CUNA PARA MI MADRE de Carla Chinski $16.000,00
Entregas para el CP:

Medios de envío

  • ALMENDRA LIBROS Somos una librería independiente ubicada en Palermo (a media cuadra de la estación Scalabrini Ortiz del subte D). No es un local a la calle, pero ofrecemos un punto de retiro GRATUITO en Av. Santa Fe y Scalabrini Ortiz (Palermo) de lunes a viernes en horario a convenir. Hacemos envíos a todo el país y al exterior.

    Gratis
Compra protegida
Tus datos cuidados durante toda la compra.
Cambios y devoluciones
Si no te gusta, podés cambiarlo por otro o devolverlo.

En estos extraños poemas del estrago canta una voz difícil. Nana del maldolor y la tristeza - que, se diría, a su modo buscan conjurar - , los versos de Carla Chinski engarzan el equívoco de un cuerpo hecho jardín para la muerte, un cuerpo físico hasta la aflicción, abierto por demás a las fuerzas que transforman y destruyen. Hablan estos poemas, entonces, un idioma salvaje y herido - su herida es de amor -, que deja, sin embargo, también lugar para el silencio, esa otra forma suntuosa del duelo. 

Brillante como una pequeña espada forjada en filigrana por “el hilo de la palabra / que hace de este mundo / más de lo que es”, este libro, en su gesto severo y a la vez vulnerable, trae su luz rara para recordarnos, como en sueños, que “todo bosque que arde, toda vida / que se quema / encuentra su límite en el caudal del río”.

Sonia Scarabelli​

Este libro se hunde - no teme hundirse - en las fragilidades y fortalezas, las miserias que constituyen nuestro estar en el mundo como seres materiales: ese modo en que el cuerpo, el mismo cuerpo que otras veces estalló de vitalidad y de deseo, bordea su propia desaparición. 

Claudia Masin