El corazón adelante está integrado por los primeras 50 columnas que Humphrey Inzillo publicó en la sección «Manuscritos» del diario La Nación, entre febrero del 2018 y septiembre del 2020. En ellas, el autor recorre lo que fue su educación sentimental y la que continúa forjando. Como señala Carlos Ulanovsky en el prólogo de esta edición, sus columnas tienen una «considerable estación de la condición humana que vendría a ser lo vivido, lo acumulado, lo aprendido, lo imaginado. Me asombra y me gusta mucho (desde bastante antes de enterarme que habría un libro, por ser su lector) su capacidad para hilar hechos, acontecimientos, fechas, circunstancias, su modo personal de ponerle nombre y apellido al tiempo transcurrido. (...) Agigantan la sospecha de que Humphrey podría tener dos clases de edad: la que atestigua su documento y la que revela su capacidad de recordar». 

Así Inzillo escribe de las cosas más variadas, como por ejemplo, acerca de la existencia de la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura, Paraguay; del perfil (con pipa incluída) del mítico intérprete de la batería Enrique «El Zurdo» Roizner; hace una cálida evocación del Negro Fontova por su trascendencia contracultural; hace una justiciera reivindicación al sello discográfico Los Años Luz; cuenta el caso del Tano, su amigo que en un exceso de creatividad inventó un país; y del hallazgo de un cuadro en situación de calle y que vincula a la artista plástica Silvina Benguria con el coreógrafo Eber Lobato. 

El libro contiene un código QR que al escanearse linkea con una playlist ​​que elaboró el autor de este libro. Allí hay una gran cantidad de las canciones que se mencionan en El corazón adelante.