SERENA ESTÁ LA NOCHE

 

Serena está la noche y una piensa

quién diría

con lo mal que anda el mundo y con la pena

de que engorden su panza cada día

la tristeza y la muerte

mientras sube liviano el aire del otoño

y se empieza a curvar la madrugada

con Venus sobre el borde de los techos.

Serena está la noche y no parece,

mirando a la trompeta trepadora,

y el rastro ardiente del clarín de guerra

cruzar su fuego con la bignonia blanca,

que todo ande tan mal, y sin embargo,

después se nota, sí, por lo pesado

de la carga que cargan tantos otros

y otras y una misma

que entonces se levanta

y piensa en lo que alcanza y lo que no

y quién sabe mañana mientras mira

las últimas estrellas tan remotas

y a Venus en el centro coronada,

su cabeza de amante, su brillo de exorcismo,

mirando más allá de lo que veo

y que nunca veré, mientras me apena

lidiar con el insomnio que ahora canta

a mi oído: serena

está la noche.

LAS COSAS COMUNES - SONIA SCARABELLI

$19.000,00
$18.050,00 con Transferencia o depósito
Envío gratis superando los $50.000,00
No acumulable con otras promociones
LAS COSAS COMUNES - SONIA SCARABELLI $19.000,00
Entregas para el CP:

Medios de envío

  • ALMENDRA LIBROS Somos una librería independiente ubicada en Palermo (a media cuadra de la estación Scalabrini Ortiz del subte D). No es un local a la calle, pero ofrecemos un punto de retiro GRATUITO en Av. Santa Fe y Scalabrini Ortiz (Palermo) de lunes a viernes en horario a convenir. Hacemos envíos a todo el país y al exterior.

    Gratis
Compra protegida
Tus datos cuidados durante toda la compra.
Cambios y devoluciones
Si no te gusta, podés cambiarlo por otro o devolverlo.

SERENA ESTÁ LA NOCHE

 

Serena está la noche y una piensa

quién diría

con lo mal que anda el mundo y con la pena

de que engorden su panza cada día

la tristeza y la muerte

mientras sube liviano el aire del otoño

y se empieza a curvar la madrugada

con Venus sobre el borde de los techos.

Serena está la noche y no parece,

mirando a la trompeta trepadora,

y el rastro ardiente del clarín de guerra

cruzar su fuego con la bignonia blanca,

que todo ande tan mal, y sin embargo,

después se nota, sí, por lo pesado

de la carga que cargan tantos otros

y otras y una misma

que entonces se levanta

y piensa en lo que alcanza y lo que no

y quién sabe mañana mientras mira

las últimas estrellas tan remotas

y a Venus en el centro coronada,

su cabeza de amante, su brillo de exorcismo,

mirando más allá de lo que veo

y que nunca veré, mientras me apena

lidiar con el insomnio que ahora canta

a mi oído: serena

está la noche.