Según Alain Badiou, la filosofía se ha visto desde siempre fascinada (y ejercitada) por el teatro. Por eso la filosofía ve en el teatro un modo de la Idea infectada por el deseo. La filosofía es un poco reacia con el teatro porque, para ella, la Idea latente del teatro no puede pretender más que a la particularidad genérica del arte, y no a la Gran Lección del maestro. El teatro sería la filosofía tomada por el desenfreno, la Idea en la subasta del sexo, lo inteligible en ropas de feria. De suerte que, desde el extremo filosófico (la Idea, lo inteligible), rivalizaría con el maestro, y por el extremo desenfrenado (el sexo, la feria) sería cómplice del psicoanálisis. El teatro es la corporización de la idea. Desde la perspectiva del deseo, es su vida; desde la perspectiva de la idea, es su tumba. De allí surgen los anatemas, y las disputas. El teatro como filosofía bastarda, o bastardía filosófica: impureza principal, lección desviada, análisis demasiado serio para ser verdadero, verdad demasiado lúdica para estar asegurada.

RAPSODIA PARA EL TEATRO - Alan Badiou

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Según Alain Badiou, la filosofía se ha visto desde siempre fascinada (y ejercitada) por el teatro. Por eso la filosofía ve en el teatro un modo de la Idea infectada por el deseo. La filosofía es un poco reacia con el teatro porque, para ella, la Idea latente del teatro no puede pretender más que a la particularidad genérica del arte, y no a la Gran Lección del maestro. El teatro sería la filosofía tomada por el desenfreno, la Idea en la subasta del sexo, lo inteligible en ropas de feria. De suerte que, desde el extremo filosófico (la Idea, lo inteligible), rivalizaría con el maestro, y por el extremo desenfrenado (el sexo, la feria) sería cómplice del psicoanálisis. El teatro es la corporización de la idea. Desde la perspectiva del deseo, es su vida; desde la perspectiva de la idea, es su tumba. De allí surgen los anatemas, y las disputas. El teatro como filosofía bastarda, o bastardía filosófica: impureza principal, lección desviada, análisis demasiado serio para ser verdadero, verdad demasiado lúdica para estar asegurada.