"Tiene memoria un cuerpo" es una geografía en la cual confluyen diversas vertientes de la búsqueda textual de Claudia Sobico. Los principales afluentes: la poética de "Venus en acuario" y la prosa memorística presente en "La Grafa". Palimpsesto. Resultado: un territorio al que podríamos catalogar como narrativa poemática, si es necesario encuadrar esta nouvelle en un género arbitrario. Una cartografía de mapas superpuestos. Los diversos cuerpos, incluido el propio, son una geología a recorrer y a investigar, tanto como las calles, la ciudad, los afectos. Cierto erotismo se hace presente y queda registrado en la memoria, una de las diversas modalidades de la narrativa. Las casas son un refugio, un lugar a descubrir y una invitación, como la madre. “Esta casa que no es casa y que no es mía”. La dilatación es una experiencia múltiple: se dilatan los órganos, los espacios y las palabras. Dos lenguas se hacen presentes en el texto de Sobico: la que ofrece goce y recorre los cuerpos y aquella que es fuente de investigación en el oficio de escribir. La narradora habita la casa del lenguaje. Y la memoria de las diversas cartografías confluyen en un texto que prioriza la experimentación con la palabra, el recorrido poético, no la trama, mero contar de anécdotas, aquello que puede relatarse en una simple charla por teléfono. “Cruzo la calle y llego a su casa. Es la memoria de mis piernas”. El lenguaje, el cuerpo, la casa: un cuarto propio.

Jorge Hardmeier