3 CUOTAS SIN INTERÉS TODOS LOS DÍAS, TODOS LOS BANCOS

"Un libro de poemas que termina con una fogata hace bien en ser, a la vez, un cancionero: un repertorio de todo eso que cantamos junto al fuego, en la oscuridad, con la cara enrojecida por las llamas y la espalda helada, de frente a la intemperie. 

Para arder se compone de poemas con nombres de piezas musicales: lied, polka, poema sinfónico, canción de cuna, pavana. ¿Y a qué le cantan los poemas? Al dolor, a la pena, a la muerte. A que el horizonte se nos venga encima tan de golpe. Cantan el ciclo de la vida y el círculo del amor: de la madre al hijo y del hijo a la madre, y en el medio quedan enredados todos los otros amores.

La voz que dice y canta es íntima, intimísima; pero a la vez discreta. No se lamenta: acepta, acata y despliega lo que ve. Cantando, claro, y en ese canto brota, a cada rato, la vida. Son la luz en sus múltiples formas (captada con minucia, salvadora, calmante) y el mundo vegetal (que insiste como herencia) los que hacen contrapeso en este libro, y entonces el dolor está lleno de treguas: el gajo de naranja atravesado por el sol puede curar, las botellas de plástico llenas de esquejes serán un paraíso pasajero mientras la madre duerme.
 
Poemas de versos largos, poemas de versos cortos, días de sol y de lluvia; caricias, charlas, ataúdes, mensajes, abandonos y consuelos; incluye casi todo Para arder. Para que arda bien ardido mete, de canción en canción, lo seco, lo pajoso, el chiquitaje de hojas y cortezas, y por último la línea troncal, leña pesada, Leña porfiada si pudiera hablar, hablar en vez de arder'"
 
Laura wittner

PARA ARDER de Alejandro Méndez

$16.000,00
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"Un libro de poemas que termina con una fogata hace bien en ser, a la vez, un cancionero: un repertorio de todo eso que cantamos junto al fuego, en la oscuridad, con la cara enrojecida por las llamas y la espalda helada, de frente a la intemperie. 

Para arder se compone de poemas con nombres de piezas musicales: lied, polka, poema sinfónico, canción de cuna, pavana. ¿Y a qué le cantan los poemas? Al dolor, a la pena, a la muerte. A que el horizonte se nos venga encima tan de golpe. Cantan el ciclo de la vida y el círculo del amor: de la madre al hijo y del hijo a la madre, y en el medio quedan enredados todos los otros amores.

La voz que dice y canta es íntima, intimísima; pero a la vez discreta. No se lamenta: acepta, acata y despliega lo que ve. Cantando, claro, y en ese canto brota, a cada rato, la vida. Son la luz en sus múltiples formas (captada con minucia, salvadora, calmante) y el mundo vegetal (que insiste como herencia) los que hacen contrapeso en este libro, y entonces el dolor está lleno de treguas: el gajo de naranja atravesado por el sol puede curar, las botellas de plástico llenas de esquejes serán un paraíso pasajero mientras la madre duerme.
 
Poemas de versos largos, poemas de versos cortos, días de sol y de lluvia; caricias, charlas, ataúdes, mensajes, abandonos y consuelos; incluye casi todo Para arder. Para que arda bien ardido mete, de canción en canción, lo seco, lo pajoso, el chiquitaje de hojas y cortezas, y por último la línea troncal, leña pesada, Leña porfiada si pudiera hablar, hablar en vez de arder'"
 
Laura wittner